miércoles, 4 de noviembre de 2015

HEPATITIS

HEPATITIS

¿QUÉ ES LA HEPATITIS?
La hepatitis es una inflamación del hígado. La afección puede remitir espontáneamente o evolucionar hacia una fibrosis (cicatrización), una cirrosis o un cáncer de hígado. Los virus de la hepatitis son la causa más frecuente de las hepatitis, que también pueden deberse a otras infecciones, sustancias tóxicas (por ejemplo, el alcohol o determinadas drogas) o enfermedades autoinmunitarias.
 
¿CUÁLES SON LOS DISTINTOS VIRUS DE LA HEPATITIS?
Los científicos han identificado cinco virus de la hepatitis designados por las letras, A, B, C, D y E. Todos causan enfermedades hepáticas, pero se distinguen por varios rasgos importantes.
El virus de la hepatitis A (VHA) está presente en las heces de las personas infectadas y casi siempre se transmite por el consumo de agua o alimentos contaminados. Se puede propagar también por ciertas prácticas sexuales. En muchos casos la infección es leve, y la mayoría de las personas se recuperan por completo y adquieren inmunidad contra infecciones futuras por este virus. Sin embargo, las infecciones por el VHA también pueden ser graves y potencialmente mortales. La mayoría de los habitantes de zonas del mundo en desarrollo con saneamiento deficiente se han infectado con este virus. Se cuenta con vacunas seguras y eficaces para prevenir la infección por el VHA.
El virus de la hepatitis B (VHB) se transmite por la exposición a sangre, semen y otros líquidos corporales infecciosos. También puede transmitirse de la madre infectada a la criatura en el momento del parto o de un miembro de la familia infectado a un bebé. Otra posibilidad es la transmisión mediante transfusiones de sangre y productos sanguíneos contaminados, inyecciones con instrumentos contaminados durante intervenciones médicas y el consumo de drogas inyectables. El VHB también plantea un riesgo para el personal sanitario cuando este sufre pinchazos accidentales de aguja mientras asiste a personas infectadas por el virus. Existe una vacuna segura y eficaz para prevenir esta infección.
El virus de la hepatitis C (VHC) se transmite casi siempre por exposición a sangre contaminada, lo cual puede suceder mediante transfusiones de sangre y derivados contaminados, inyecciones con instrumentos contaminados durante intervenciones médicas y el consumo de drogas inyectables. La transmisión sexual también es posible, pero mucho menos común. No hay vacuna contra la infección por el VHC.
Las infecciones por el virus de la hepatitis D (VHD) solo ocurren en las personas infectadas con el VHB; la infección simultánea por ambos virus puede causar una afección más grave y tener un desenlace peor. Hay vacunas seguras y eficaces contra la hepatitis B que brindan protección contra la infección por el VHD.
El virus de la hepatitis E (VHE), como el VHA, se transmite por el consumo de agua o alimentos contaminados. El VHE es una causa común de brotes epidémicos de hepatitis en las zonas en desarrollo y cada vez se lo reconoce más como una causa importante de enfermedad en los países desarrollados. Se han obtenido vacunas seguras y eficaces para prevenir la infección por el VHE, pero no tienen una distribución amplia.

CAUSAS

Esta enfermedad se transmite por el virus de la hepatitis A. Las principales causas que pueden provocar el contagio son:
  • Comer o beber alimentos contaminados por heces con el virus. Las frutas, las verduras, los mariscos, el hielo y el agua son fuentes comunes del virus de la hepatitis A.
     
  • Estar en contacto con las heces o la sangre de un enfermo con hepatitis A.
     
  • No seguir hábitos higiénicos adecuados. Por ejemplo, una persona que no se lava las manos después de ir al baño puede transmitir el virus a un objeto o alimento.
     
  • Practicar sexo oral o sexo anal con una persona infectada.
 
SINTOMAS
El virus de la hepatitis A tiene un periodo de incubación que dura entre 14 y 28 días, por lo que los síntomas no se presentan hasta que haya pasado este tiempo.
Los síntomas de la enfermedad son comunes a las formas de hepatitis A, B y C. La persona que contrae cualquiera de las formas de hepatitis, A, B o C, acostumbra a sentirse como si tuviera la gripe. Hay síntomas que aparecen siempre, y otros que sólo los presentan algunas personas. Otras, incluso no presentan ninguno. Normalmente, los adultos son aquellos que sufren los síntomas con más frecuencia que los niños, y también cuentan con un mayor índice de mortalidad.
De cualquier forma, si aparecen algunos de los trastornos que siguen a continuación, lo aconsejable es acudir al médico. Si éste sospecha que puede tratarse de hepatitis, seguramente hará un análisis sanguíneo.

Síntomas habituales:

  • Cansancio.
     
  • Náuseas.
     
  • Fiebre.
     
  • Pérdida del apetito.
     
  • Dolor de estómago.
     
  • Diarrea.
     

Síntomas que sólo presentan algunas personas:

  • Oscurecimiento de la orina.
     
  • Excrementos de color claro.
     
  • Color amarillento de ojos y piel (ictericia).
 
TRATAMIENTOS
No existe un tratamiento específico para la hepatitis A más allá de las vacunas, pero la mayoría de personas que contraen la hepatitis A se recuperan por sí solas en pocas semanas. No obstante, es muy importante seguir algunas indicaciones:
  • Guardar cama durante varios días o semanas, según el estado general de la persona.
  • Seguir una dieta rica en proteínas y pobre en grasas (para hacer descender el nivel de transaminasas en sangre).
  • Tomar abundantes líquidos (agua o zumos).
  • No tomar bebidas alcohólicas hasta que se haya restablecido por completo.
  • Tomar los medicamentos que el médico indique (no actúan contra la hepatitis, pero sí alivian los síntomas y ayudan a sentirse mejor).
  • Evitar algunos tipos de medicamentos como analgésicos y tranquilizantes.
  • Al vomitar o tras los episodios de diarrea, es importante volver a rehidratarse lo antes posible.



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